Las temibles reacciones en cadena

Sábado 28 de mayo de 2011



Tenía pensado continuar con el tema ”Diafragma-22”, pero ha sido la actualidad sobre ciertas reacciones humanas, la que me ha llevado a recordar y a optar esta vez por referirme a esas eventuales reacciones en cadena. Postergo así un poco la continuación sobre el Diafragma-22.


Una vez más me valí de Wikipedia al copiar las siguientes líneas iniciales del artículo ”Reacción en cadena”:


”Una reacción en cadena es una secuencia de reacciones en las que un producto o subproducto reactivo produce reacciones adicionales.”


Ahí se dá un ejemplo sobre fisión nuclear y otro sobre química. De allí yo he copiado además el esquema que incluí al inicio.


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Junio de 1973


El 29 de junio de 1973 se produjo el llamado Tancazo o Tanquetazo. Entre las experiencias de ese dia recuerdo haber conocido a un chileno que tenía 10 o más años de edad que yo. Nunca supe su nombre, pues solo lo ví y lo escuché durante un corto viaje en camioneta.


El había estado en otro país de América Latina, donde se había producido un golpe militar y donde él pudo captar las diferentes fases de un acontecimiento de esa naturaleza. Por ese motivo él nos describía lo que sucedería durante el resto del dia en nuestro país. Yo lo escuchaba y tomaba en cuenta sus cuasi-profecías.


Pensé en él durante la continuación de ese dia, debido a que casi nada de lo que ese chileno predijo con tanto detalle, se repitió durante ese Tanquetazo. La moraleja que me quedó de ese relato fué que ciertos hechos históricos no necesariamente se repiten de forma idéntica.


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Comenzó con un Presentimiento


El párrafo anterior lo escribí como una forma de justificar el que yo prefiera no aventurarme a dármelas de profeta, ya que sea lo que sea que yo trate de adivinar, el futuro real terminará siendo diferente.


Yo recuerdo por ejemplo que durante el gobierno de la Unidad Popular (que yo apoyaba y con el cual yo simpatizaba) se realizaron marchas y demostraciones de apoyo o/y de rechazo, sumamente numerosas. Las primeras marchas de apoyo en que participé fueron muy alegres y pacíficas.


Hasta que una noche regresando a casa después de una marcha tranquila, divisé a varios jóvenes moviendose por calles y veredas, portando sendos palos y varas de madera. Interpreté que teóricamente ellos estaban para el mismo lado de la balanza política que yo. No me atreví a preguntarselos, ya que se notaban agresivos y poco accesibles al diálogo.


Esa noche de 1971 tuve un obscuro presentimiento, que me hizo temer violencia en cadena.


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Alimentando el miedo


Los meses y semanas fueron transcurriendo y me fuí familiarizando con noticias sobre la existencia de grupos violentos de ambos extremos políticos. Por la prensa, radio y TV me enteraba de acciones sensacionalistas de extrema izquierda y de extrema derecha.


En 1972 y 1973 yo vivía en una de las torres de la entonces llamada Remodelación San Borja. Yo trabajaba en las afueras de Santiago y mi empleador tenía vehículos que buscaban al personal en las puertas de sus respectivas viviendas. Esos stations nos dejaban en los mismos lugares al regresar.


Una mañana desperté con el ruido de una fuerte explosión. Estaba amaneciendo y la escasa luz ambiental daba el aspecto de espectáculo dantesco a un automóvil que ardía. Desde mi balcón podíamos ver a algo más de 100 metros de distancia, que la auto-bomba había sido colocada casi afuera de la central térmica del complejo habitacional.


Pensé en lo cerca que ese acto de terrorismo estuvo de hacer explotar incluso el depósito de petróleo de calefacción. Eran dias en que grupos extremistas intentaban producir miedo en la población. Yo supuse que grupos de extrema derecha tenían más que ganar con atemorizar a los habitantes de ese sector.


Lo mismo supuse al atardecer del propio dia del Tancazo, cuando se escuchó una explosión proveniente de una de las estaciones del Metro en construcción. En ese instante yo escuchaba el discurso del Presidente Allende y me encontraba cerca del balcón de La Moneda, desde donde él hablaba. Supuse que esa explosión saboteadora del discurso (y del futuro Metro) había sido obra de los adherentes al frustrado  intento de golpe.


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Vidrios en la comida


Cerca de mi torre estaba la llamada Casa de la Cultura Grabriela Mistral (posteriormente Edificio Diego Portales).


Dicho centro de conferencias fué inaugurado el 13 April de 1972, con motivo de la Conferencia Unctad III. Pongo aquí un enlace a una foto de las Naciones Unidas:



Inauguración de Unctad III


El edificio principal tenía gran parte del exterior de su primer piso hacia la Alameda, cubierto de grandes vidrieras polarizadas en cobre. En la primera planta baja había un amplio restaurante abierto al público, donde yo almorzaba o comía varias veces por semana, dependiendo de mis turnos de trabajo.


Un dia cualquiera recibí la visita de un hermano menor, quien estudiaba en la misma Universidad de Valparaíso (U. Santa María), de la cual yo me había graduado. El llegaba con dos colegas de curso y yo invité a los tres a almorzar al Gabriela Mistral.


Cuando ya sentados conversabamos animadamente, noté que sobre mi plato caian astillas de vidrio. Miré hacia arriba y noté que unos violentistas intentaban quebrar las vidrieras polarizadas en cobre, con fuertes golpes de gruesas cadenas.


Temimos recibir astillas de vidrio en los ojos y nos ubicamos debajo de una angosta franja que sobresalía de una larga muralla. Luego llegaron carros policiales y ahí salimos a la calle. En una esquina cercana divisamos a los autores de esa destrucción, formados militarmente. Tenían sus brazos caídos hacia adelante, con ambas manos afirmando de forma horizontal unos elementos de artes marciales, que se conocían como ”linchacos”.


Esa fue la primera vez que ví una formación ostensiva de jóvenes de Patria y Libertad. Parecían querer ”lucirse” con orgullo por haber atacado el edificio que se construyó en tiempo récord, con motivo de esa conferencia de la ONU.


Yo pensé en la llamada acción y reacción e imaginé que la destrucción que ellos intentaron llevar a cabo contra un odiado edificio simbólico y ”upeliento”, probablemente sería ”equiparada” por otra acción violentista del signo contrario, contra algún símbolo ”momio”. Daba la impresión de que ambos extremos intentaban ocupar titulares en la prensa.


Quien o quienes comenzaron con la violencia de principios de los años 70 es relativamente irrelevante para este escrito, pues lo que yo quería decir es que cuando un grupo se auto-atribuye ”licencia para destruir”, acostumbra ser cosa de tiempo antes de que otros grupos de signo contrario se sientan con la misma  libertad de seguir destruyendo. Basta que surjan encapuchados de un lado, para que por reacción en cadena surjan luego encapuchados del otro extremo.




En diversos países se habla de ”comités de vigilancia” o de ”guardias ciudadanas”, que surgen cuando cunde el miedo y algunos vecinos comienzan a exigir orden y ”mano dura”. Es posible sospechar que también existen provocadores profesionales, infiltrados que participan de los desmanes y que azuzan parte de los insistentes llamados al orden.


Puse recién una ilustración que muestra una de esas guardias ciudadanas. No se refiere a Chile, pero ahí también se ven individuos armados con palos, castigando sin juicio ni apelación a un ”contrario”.


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Guardias Ciudadanas y mal adivinador


Como adelanté en el primer párrafo, yo soy un total fracaso como profeta, así es que no llego tan lejos como a suponer que surgirán grupos violentos de diversos signos, si es que no se logra poner atajo a los encapuchados actuales.


Solo destaco que entre las muchas causas que yo enumero imaginariamente, para tratar de explicarme el quiebre institucional de septiembre de 1973, yo incluyo la constante ”sacadura de pica” mutua que se realizó via prensa, radio y TV. Entre chilenos nos exarcerbamos acumulativamente los ánimos y llegó un punto en que se habló de un siniestro ”Plan Zeta” y muchos se lo creyeron.


Ya escasamente se habla o se escribe de ese supuesto Plan Z, pero yo todavía no olvido ni a los inocentes linchados, ni a los inocentes torturados. Menos aún he olvidado a esos encapuchados que en los campos de detención, apuntaban con el dedo a los que eran enviados al patíbulo.


En la actualidad noto un tono agresivo similar en los comentarios de foros, en los pocos diarios chilenos online que trato de leer. Pareciera que todos los chilenos somos ladrones, corruptos, ignorantes y flojos, considerando que una mitad de los chilenos parece creer ello sobre la mitad contraria y viceversa.


Reitero que no sirvo como profeta, así es que me conformo con redondear, deseando que a los encapuchados actuales, no se les permita seguir encendiendo la hoguera de las funestas reacciones en cadena.


Es super legítimo protestar, pero si no se detiene a tiempo a los saboteadores, a la larga perderemos todos. Ahí hay también una responsabilidad de los organizadores y les creo cuando afirman que han intentado juntar voluntarios suficientes para controlar a los más exhaltados, pero que han sido superados por la gran magnitud de las adhesiones a las marchas.


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Ingrediente globalizador


No se puede ignorar que la globalización ha contribuído a dar protagonismo a los llamados hooligans del fútbol. En diversos países hay miembros de barras bravas que no desperdician una buena oportunidad de golpear a un árbitro y de aparecer en primera plana. Pareciera que se compite internacionalmente por causar peleas campales sobre el césped de los estadios y entre las graderías llenas de público.


Es difícil ignorar que un sector de la juventud internacional aprovecha cada ocasión que pueda dar un estímulo de adrenalina, ya sea en un estadio o en una marcha de cualquier tipo. Creo que ese ingrediente es también capaz de generar reacciones en cadena momentáneas.


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Tres tercios, Agua y Energía


Derecha, Centro e Izquierda som términos relativos originados en la Revolución francesa. Encuentro natural que un tercio exacto de los chilenos sean centristas y que haya otro tercio de izquierda y otro de derecha. Esas ”definiciones” no necesariamente coinciden con los nombres que se auto-atribuyen ciertos partidos políticos.


Si un partido elige llamarse ”Izquierda” y solo logra un 4% de los votos, no elimina el hecho de que el término se refiere al 33,33% más izquierdista de la población.


Un solo Partido que se vale del nombre ”Centro”, no necesariamente abarca al 33,33% de los centristas de un país.


Algo similar ocurre con algún partido que prefiera incluir ”Derecha” en su nombre. Aunque en este momento no recuerdo algún ejemplo, los derechistas son siempre el 33,33% más derechista de cada país.


Esos tercios evolucionan con el tiempo. Hace más de un siglo se luchaba por el derecho a voto. Dentro de un siglo tal vez se luchará por viajar gratis al menos una vez en la vida al famoso planeta Edén. Ese ”gratis” será sinónimo de ”financiado con impuestos” (pagados por los propios viajeros durante el resto de la vida).


Me parece además que la posición política de cada cual es como una sumatoria vectorial de varios componentes, pero por el momento dejo este comentario hasta este punto.


Hice este paréntesis en mis textos sobre Agua y Energía, debido a que a menudo se habla de las llamadas pérdidas. Sabemos que en cada conversión energética son inevitables las pérdidas de energía y es conocido que cuando surgen filtraciones en la cañerías, se pierden litros y hasta metros cúbicos de agua.


Yo considero que los encapuchados generalmente constituyen pérdidas cuantiosas de energía humana, sean estos del extremo que sean.


Anoto que se habla a menudo de extrema izquierda y de extrema derecha. No creo haber leído sobre un eventual extremismo de centro. Tal vez la ”Unión de Centro Centro”, iniciativa del ex-Senador Francisco Javier Errázuriz, sea una excepción que confirma la regla, al menos en cuanto al nombre mismo de esa Unión.


Algo sumamente central en todo caso, es que sin importar la posición política de cada cual, posiblemente todos los seres humanos de cualquier orígen aspiramos a no pasar ni hambre, ni frio, ni sed. Ante el Agua y la Energía todos tenemos necesidades básicas similares y a menudo comunes.


Chile tiene recursos naturales abundantes, en cuanto a Agua y Energía se refiere. Tenemos todo ese mar que tranquilo te baña, lleno de agua en constante movimiento, lleno de energía renovable y fósil. El problema es convertir esa energía para entre muchas cosas desalinizar el agua de mar. Con agua, tierra y aire limpios se logran alimentos (con abundancia de energía y proteinas). Con el fuego controlado que calienta la olla y las habitaciones, tenemos los cuatro elementos de Empédocles en acción, actuando para nuestro beneficio común.


Encuentro positivo que temas sobre Agua y Energía adquieran mayor importancia en Chile y que los aspectos medioambientales ganen mayor protagonismo. Estaría faltando interesar a los propios encapuchados en esas tareas, para que estos opten por sacarse los disfraces y para que construyan un poco más y destruyan un poco menos. Después de todo, a la larga hasta los jóvenes encapuchados del presente, también aspirarán a llegar a viejos(as) sin demasiados achaques.


Salvo error u omisión.


Cordiales saludos
Rafael Meza


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